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A vender pañuelos

Por: Ricardo Mejía Cano

En las crisis unos lloran y otros venden pañuelos.

Hace un año dicté una charla sobre gobierno corporativo a las juntas directivas de varios colegios de distintas ciudades del país, pertenecientes a una asociación internacional. Algunas juntas tenían 12 directores principales (Sin duda una multitud), y la única calificación requerida era ser “mamita” o “papito” de un estudiante del colegio. De ninguna manera se me ocurriría demeritar la importancia del título de Mamá o Papá, del cual me siento orgulloso. Sin embargo, así como las empresas deben nombrar en sus juntas personas idóneas, con perfiles complementarios y conocimientos sobre muchos temas, con el fin de orientar y ayudar al gerente a fijar y alcanzar unos objetivos ambiciosos y satisfacer las expectativas de los accionistas; en una institución educativa la junta debe estar compuesta por profesionales con conocimientos en diferentes áreas, que ayuden al rector a determinar los objetivos y programas más convenientes, para dar a los jóvenes la educación que los padres quieren y el país necesita.

Sugerí tener juntas con 5 o 7 directores y con varios profesionales independientes, como por ejemplo rectores o decanos universitarios, que pudieran retroalimentar a la junta y al rector del colegio con información objetiva y valiosa. Algunos asistentes no vieron con buenos ojos mis recomendaciones: comprometían la participación de varios padres en las juntas. No parecía fácil introducir cambios.

Uno de los colegios en cuestión había tenido por más de 30 años al mismo rector, merecedor de toda clase de reconocimientos por sus innumerables realizaciones, pero cuya larga permanencia había llevado a la institución a una relajación disciplinaria, poca innovación y nada excepcionales resultados en las pruebas del ICFES. Estos hechos motivaron a muchos miembros de la junta, apoyados por la mayoría de los padres, a introducir cambios en los cuerpos directivos. La estabilidad es importante, pero exagerarse afecta la adaptabilidad.

Un grupo de Mamitas y Papitos aferrados a la tradición y temerosos de los cambios, desplegaron todas sus baterías para evitarlos. Luego de un fuerte “rifi-rafe” triunfaron los vendedores de pañuelos: la junta se redujo a 7 miembros, con tres independientes, incluyendo dos importantes rectores de prestigiosas universidades.

¿Queremos un país en paz, con instituciones modernas, libre de corrupción, con bajos niveles de desempleo, dónde todos los ciudadanos tengan acceso a agua potable, alimentación, salud y demás servicios públicos, respetuoso del medio ambiente, insertado en la economía mundial y cuyos ciudadanos sean apreciados y respetados en la comunidad internacional?

Entonces debemos formar jóvenes tolerantes, que comprendan sus compromisos con los desprotegidos y con el futuro del país, creativos, conscientes de la importancia de la ciencia y la tecnología para irrigar progreso, disciplinados, austeros, capaces de tomar riesgos, promotores de nuevas empresas, y conscientes que el valor de servir es superior al de poseer.

Son los retos de las juntas de nuestras instituciones educativas. Para enfrentarlos deben involucrar a padres y profesores en la formación de los jóvenes y en el descubrimiento y aprovechamiento de sus talentos. Determinante el profesionalismo y estabilidad de profesores, sin atentar contra la adaptabilidad: En el mundo actual el cambio es lo único permanente. No menos importante la fijación de indicadores: Las pruebas Saber, ICFES, medir el desempeño de profesores y otras pruebas que permitan medir sí se camina hacia el logro de los objetivos.

Un colegio cuyos enfrentamientos en la junta eran frecuentes, principalmente debido a su composición y falta de externos que enriquecieran la visión, aprovechó la última crisis para introducir cambios que elevarán su profesionalismo en forma sustancial.

Aproveche las crisis para vender pañuelos.

 

Unos meses después, el Rector publicó el siguiente editorial en el periódico del colegio, sobre los beneficios de los cambios mencionados:

Yes, We have a Good Junta

I am frequently asked about our new Board of Directors. Invariably, among parents and staff, there is a curiosity about the Board and the working relationship between the Board and the Superintendent. There is, I believe, considerable optimism in the voices of those who ask these questions. “Is the new board a good board?” is the most common inquiry.

Newly elected in March, the new Board was elected by virtue of a change in school bi-laws. For the first time in our history we are working with a smaller group, including three members who are non-community-related, “externos.” I am happy to say, from the Superintendent’s perspective, the change in structure and the selection of this year’s members have made for a very effective Board. They have been clear in establishing their short-term goals, precise in their decision making and diligent in pursuing school improvement. In their first six months this board, in coordination with its superintendent, has achieved significant advances in the area of School Government, Organizational Climate and an audit of school finances which has resulted in the reform of several, key business operations.

Additionally and most importantly, the Junta has been supportive of this school administration. This is a group of extremely professional gentlemen, executive in their participation in board meetings, and evaluative of my work in order to provide input toward improvement and professional growth. In over 20 years of experience with school boards this is definitely one of the most effective I have worked with. I have learned a great deal from this group of community leaders and happily announce that yes, we have an excellent junta!

David Cardenas
Superintendent/Rector

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