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Brindar Calidad de Vida

Por: Ricardo Mejía Cano.

Compraba fósforos al por mayor en la “Capital” y los vendía individualmente en su pueblo natal. Lo hacía en bicicleta. Buscando nuevas oportunidades, empezó a vender pescado, semillas y lápices. Cuando cumplió 17 años su padre le regaló algún dinero por sus excelentes notas en el colegio. No lo malgastó: en su pueblo había muchos pequeños fabricantes de muebles, incluyó estos en su portafolio y para no estar limitado sólo a los clientes que podía visitar en bicicleta, empezó a vender sus productos por correo.

Ingvar Kamprad nació en Elmtaryad, la finca de su padre, ubicada en Agunnaryd. Estas cuatro iniciales dieron el nombre a su incipiente negocio: IKEA. Corría el año de 1943. Hoy IKEA es la tienda de muebles más grande del mundo. Al menos uno de cada 10 europeos es concebido en una cama de Ikea (¡Sin contar lo que pasa en los sofás!) y su catalogo tiene más lectores que la biblia.

Agunnaryd es un pequeño pueblo en la escarpada y rocosa región de Smaland, al sur de Suecia. Sus pocos recursos han obligado a sus pobladores a ser muy austeros y su gente se caracteriza por francos, honestos e innovadores. Se distinguen por la manera simple como encuentran solución a sus problemas.

Igual ocurre en IKEA, donde existe un deseo permanente de renovación y de introducir mejoras, en medio de un exhaustivo control de costos. En IKEA se premia todo lo que sea diferente y las soluciones no convencionales, siempre y cuando sean practicas y de fácil aplicación, “La simplicidad de nuestras soluciones y la humildad con que hacemos nuestras tareas son la base de la cultura de IKEA”.

Si se suma el patrimonio de las fundaciones y sociedades bajo su control, Ingvar Kamprad estaría entre los 10 hombres más ricos del mundo, sin embargo aun maneja un viejo Volvo de 1993. En una importante fiesta de gala en su honor, los porteros le vieron llegar en bus y no lo dejaron entrar a la sala, pues no imaginaron que era el homenajeado. Mirando sus fotos, uno podría pensar que se trata de un jubilado con dificultades para vivir de la pensión. “Si yo empezase a comprar cosas lujosas, terminaría incitando a otros a hacer lo mismo, la espiral no tendría fin. Los lideres empresariales debemos dar ejemplo”.

Y esta es precisamente la fortaleza de su emporio. Para Ingvar “Desperdiciar recursos es un pecado mortal. Soluciones costosas a cualquier problema son fruto de la mediocridad. En IKEA sólo respetamos y acogemos una solución si vemos que es sencilla y de bajo costo”.

Reconocida mundialmente por sus diseños simples, tiendas amigables y bajos precios, éstos han bajado en promedio un 2-3% anualmente del 2000 a hoy. En la crisis del 2008, con recesión en el mercado inmobiliario y espiral de costos, se propusieron bajar aun más sus costos y mantener su crecimiento a largo plazo. Se concentraron en separar los costos buenos, relacionados con las inversiones productivas, de los costos malos o gastos innecesarios. El resultado ha sido impresionante, 10 por ciento de crecimiento anual en ventas, sin afectar los márgenes.

Su visión de “Brindar, con sus productos y precios, mejor calidad de vida a sus clientes”, la ha logrado gracias a su cultura de austeridad y humildad.

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