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Complacencia Vs. Competitividad

Por: Ricardo Mejia Cano

Muchos trabajadores colombianos añoran una semana laboral de 36 horas. Los asiáticos quisieran poder trabajar 36 hrs. cada día.

El entorno, origen y la miseria en que nació Narendra Jadhav determinaron sus metas a los 8 años: ser ladrón profesional. Su familia pertenecía a la casta Dalit, los Intocables, quienes debían llevar un pocillo atado al cuello y una escobilla. El primero para escupir y la segunda para limpiar la huella de su pie. No podían dejar vestigio de su paso. Sin embargo su padre hizo lo imposible para que Narendra estudiara y terminara su bachillerato. A los 10 años ya quería ser profesor de escuela y a los 13 escritor.

Colombia está entre los países con mayor desigualdad en el mundo. También entre los más felices, aun con el 45% de su población viviendo en la pobreza. Un país complaciente.

“No te angusties por nuestra pobreza, piensa lo que quieres ser: médico, abogado, ingeniero, etc. Escucha tu voz interior. Sólo te ruego que no descanses y seas el mejor en la profesión que escojas”, decía el padre a Narendra. Finalmente se graduó con honores en Economía y Estadística.

La juventud colombiana ha perdido interés por las ciencias y las matemáticas. Las inscripciones en carreras técnicas están decreciendo. Pareciera que muchos prefieren la astrología a la astronomía.

Recién graduado se vinculó como supernumerario en un banco estatal Hindú. Simultáneamente hizo un Magister en Economía en la Universidad de Mumbai. Nuevamente se graduó con honores, logro impensable para un “Intocable”.

En un debate coordinado por la Universidad de los Andes y la Multinacional Gallup la semana pasada, esta última proponía la conveniencia de medir el “compromiso” de la fuerza laboral con la empresa, como indicador de la capacidad de mejora continua. Sin embargo preferimos medir la satisfacción (¿La Complacencia?) laboral.

A sus 24 años el Banco Central de la India lo contrató como investigador económico. Pronto Narendra recordó que no podía ser complaciente. Aplicó a una beca en la Universidad de Indiana, EE.UU. Allí obtuvo un PhD en Finanzas Públicas: Se graduó como el Mejor Estudiante Internacional y fue premiado por sus aportes a la teoría económica.

Para determinar la competividad, el Foro Económico encuesta a empresarios y académicos de cada país sobre diferentes aspectos. Curiosamente los encuestados colombianos califican la calidad de nuestra educación en ciencias y matemáticas, la colaboración Universidad Empresa, y otras variables por encima de la calificación que los españoles le dan a esas mismas preguntas. ¿Superamos efectivamente a los españoles o somos muy complacientes?.

Siete días después de obtener su Doctorado se regresó a la India. Narendra había sido Presidente de la Asociación de Estudiantes Hindúes en Indiana. Sus coterráneos no le creyeron cuando les planteó que se quería regresar: si ellos que pertenecían a las familias más ricas de la India no se regresaban, como Narendra, de familia tan pobre, rechazaba las ofertas de grandes multinacionales por regresarse a la India: “Mi compromiso con mi pueblo es tan grande, que no podría ser feliz lejos de ellos”

Un pueblo puede ser feliz por exceso de complacencia y falta de aspiraciones, como también por alcanzar metas ambiciosas luego de un gran esfuerzo. Nuestros avances en competitividad son modestos ¿Perteneceremos al primer grupo?

De regreso a la India su padre le dijo: un PhD es como una licencia de conducir, es para llevarlo a uno lejos, no para detenerse. “Tengo mucho que agradecer a mi padre. Me enseñó que haber nacido en la miseria no puede ser excusa para la incompetencia”. Narendra es hoy alto funcionario del Gobierno. Entre sus muchas responsabilidades está la de miembro del Comité de Planeación de la India, con rango de Ministro de Estado.

La competitividad no depende tanto de los gobiernos, como de la actitud de los individuos. Los asiáticos, igual que Narendra, no paran de luchar por un mundo mejor, al que tienen derecho. Por eso sus avances en competitividad destellan con la luminosidad y velocidad del rayo. En Colombia también hay luchadores como Narendra. Son pocos. El resto prefiere la complacencia.

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