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Del Rojo al Verde

Por: Ricardo Mejia Cano

Por todas partes se nos encienden luces rojas: calentamiento global, reservas de combustibles fósiles limitadas, polución generalizada, cultura del consumismo, etc. Si no actuamos pronto, las consecuencias las pagarán nuestros hijos y nietos. Para pasar de la luz roja a la verde, no queda más remedio que volvernos verdes: racionalizar consumos, aumentar eficiencias y reciclar.

Los gobiernos, el sector empresarial, la academia y los ciudadanos en general deberíamos ser conscientes de la responsabilidad que tenemos de dejar un mundo mejor.  Los gobiernos en lugar de promover el uso de combustibles fósiles subsidiando su precio , deberían incentivar la innovación en reciclaje y en tecnologías que disminuyan consumos de energía; el sector empresarial y la academia deberían unir esfuerzos en el desarrollo de nuevas tecnologías y la ciudadanía debería apoyar dichas medidas.

Consciente del daño que podría causar al medio ambiente y a su imagen como primer productor de celulares en el mundo, Nokia empezó hace muchos años a diseñar y fabricar sus aparatos a partir de materiales reciclables. Como resultado de dicho trabajo en el 2009 el 100% de las partes de un Nokia podían ser reprocesadas o utilizadas para generar energía. Sin embargo menos del 3% de los usuarios reciclaban sus aparatos viejos.

Luego de una intensa campaña de Nokia y otras compañías promoviendo el reciclaje de celulares, hoy el 9% de los usuarios lo practica. Éste trabajo posicionó a Nokia entre las primeras 5 empresas en el mundo según: El índice Dow Jones en Sostenibilidad, la Guía de Compañías Verdes de Greenpeace y el índice de las Compañías Sostenibles de Forbes.

Desafortunadamente en Colombia las compañías de telefonía celular poco se preocupan por los clientes y menos por el medio ambiente, de allí que no existan campañas importantes de reciclaje. Con más de 45 millones de aparatos en el mercado, si no empezamos a reciclar, pronto empezaremos a encontrar celulares viejos en los parques, en los ríos, en las playas, etc., como ahora nos encontramos las botellas vacías de PET por todas partes.

ENKA de Colombia lleva varios años entre la vida y la muerte. Hace 10 años se acogió a la ley 550 y hoy está obligada a reinventarse. Y lo está haciendo.

ENKA tiene cuatro líneas de negocio: hilos industriales para la industria de llantas y pesquera, resinas para recubrimiento de cables y fabricación de botellas PET y filamentos y fibras principalmente para la industria textil. Con el fin de poder competir con los chinos, con plantas mucho más grandes y de menores costos y en medio de la revaluación, la escases y altos costos de las materias primas y de energía, ENKA se la esta jugando toda al reciclaje. Espera que al volverse verde, sus cifras muy rojas pasarán a negro.

De las 90.000 ton de botellas PET que los colombianos tiramos a la basura anualmente, ENKA espera recuperar aproximadamente el 33% y convertir una basura contaminante en fibra para la industria textil o en resina para la inyección y soplado de nuevas botellas. Esto implica no sólo grandes inversiones en tecnología, sino la creación de una red nacional de recuperación de botellas, que dará trabajo a un gran número de colombianos. Del éxito de ésta apuesta depende la recuperación de ENKA y que recuperemos algo de nuestro contaminado medio ambiente.

Tenemos que apostarle a la innovación, especialmente en los procesos industriales que aumenten las eficiencias y ayuden a preservar el planeta. Las organizaciones están orientándose cada vez más hacia el reciclaje o porque les ayuda a mejorar su prod

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