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¿Se descarriló Colombia?

Por: Ricardo Mejía Cano

Hace un par de semanas me reuní con el presidente de una de las 20 compañías más grandes del país. Al preguntarle por la situación colombiana me contestó: “Es un desastre, la industria esta postrada, el gobierno descuidó todas las áreas por hablar de paz y veo un pesimismo generalizado”.

Dicha afirmación coincide con el Índice de Confianza del Consumidor: en el mes de diciembre fue el nivel mas bajo de los últimos 7 años.

Si nos atenemos a las predicciones del Centro Democrático, el país se encuentra en una de las peores encrucijadas de su historia reciente.

Yo por el contrario veo signos más positivos.

Bogotá es el 25% del PIB de Colombia y durante los últimos 12 años ha ido perdiendo importancia en el agregado nacional, debido a las desacertadas políticas de los alcaldes anteriores. Las cosas podrían cambiar con Peñalosa. Las 80 mil viviendas que la administración distrital construirá con ayuda del gobierno nacional, la construcción de la Avenida Longitudinal de Occidente (ALO), las Alianzas Publico Privadas con las que quiere impulsar obras que la capital necesita con urgencia, más la posible iniciación del Metro, podrían significar un aporte significativo al crecimiento al PIB nacional.

La tasa de cambio es un factor que aunque con retraso, ya empezó a impulsar a la industria. Por otro lado Venezuela deberá mostrar los primeros cambios con el triunfo reciente de la oposición. Sin embargo para recuperar el intercambio comercial con la nueva Venezuela, nuestro gobierno debería mostrar menos simpatía por Maduro y manifestarse a favor de la liberación de los presos políticos.

Tener un país en paz dispararía nuestro crecimiento económico. ¿Pero equivale la firma del acuerdo a una paz nacional? El problema de los acuerdos de paz de Centro América fue que la gran masa de guerrilleros no encontró trabajo. Con el agravante que no hubo entrega efectiva de las armas. Es un error poner de ejemplo los acuerdos de paz de Centro América: firmaron la paz, pero se disparó la violencia. El Salvador y Honduras están entre los países mas violentos del mundo con mas de 65 asesinatos por 100.000 habitantes.

El gobierno esta tratando de crear incentivos para que los empresarios contraten a guerrilleros desmovilizados ¿Se imagina a las compañías de vigilancia, quienes son grandes empleadores, contratando desmovilizados para trabajar como escoltas de los presidentes de las grandes empresas? ¿O como vigilantes armados en trasporte de valores? ¿O en las líneas de producción de las grandes compañías? ¿O que el ganadero, a quien las FARC le secuestraron los hijos o le mataron la señora, los contrate como vaqueros? No será fácil.

Sin embargo tenemos una oportunidad única. Según la Agencia Nacional de Infraestructura las nuevas carreteras podrían crear 180.000 empleos. El gobierno podría subsidiar a los contratistas con la mitad del salario de los desmovilizados, si los contratan por tres o cinco años, tiempo necesario para terminar las mega obras. ¡Y una pala pesa menos que un fusil!

Pero es necesario exigir entrega incondicional de todas las armas. Si son 10.000 hombres en armas, tienen que entregar como mínimo 10.000 fusiles y no armamento viejo como hicieron en Centro América. Si se les garantiza una oportunidad de empleo y se les cierra el acceso a las armas, las posibilidades de una paz verdadera estarían más cercanas.

Antes de despedirme del ilustre empresario mencionado en la introducción, le pregunte: “¿Y como les fue el año pasado?” -“Crecimos el 22 %”. Todavía estamos a tiempo de evitar que el país se descarrile.

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