Las empresas familiares y las empresas cerradas, propiedad de varias familias, con frecuencia tienen dificultades de diferente orden: problemas de comunicación entre los familiares de los accionistas, los accionistas, la Junta Directiva (JD) y la alta gerencia; falta de definición de cómo los familiares pueden acceder a un empleo en la empresa; falta de planeación en los procesos de sucesión; conflicto entre los objetivos de la familia y de la empresa; desconocimiento de la Junta Directiva de lo que los accionistas esperan de ella; desconocimiento de los accionistas de lo que deben esperar de la Junta Directiva; poca efectividad del trabajo de la Junta Directiva y falta de alineación entre accionistas, Junta Directiva y alta gerencia en cuanto a las metas a largo plazo de la compañía.
Aún empresas familiares con un Protocolo (para el caso de familias que pertenecen al mismo origen) o Acuerdo de Accionistas (en caso de que los accionistas sean de familias de diferente origen) enfrentan con frecuencia problemas como los mencionados, debido a que en sus acuerdos no se establecieron claramente las funciones, composición e independencia de los diferentes órganos de gobierno. Por tal motivo la Evaluación y Diagnóstico Integral es de gran valor para empresas con o sin Protocolo o Acuerdo de Accionistas.
Es frecuente encontrar Protocolos o Acuerdos que no crean fórmulas para evitar que el conflicto familiar influya negativamente en la marcha de la empresa. Más de un 80% de los protocolos y acuerdos de accionistas no cumplen con las expectativas de los dueños, en gran parte por desconocer dónde deben fijar las prioridades. Las familias ahorrarían tiempo y dinero implementando buenas prácticas de gobierno corporativo. La conformación de un Consejo de Familia o un Consejo de Socios, que lidere las relaciones entre los socios y las familias, y una Junta Directiva, que promueva el crecimiento empresarial, son garantía de la armonía familiar y el éxito de la compañía: