
¿Quiere una póliza de directores?
Por: Ricardo Mejia Cano
En el mundo empresarial contemporáneo, las juntas directivas enfrentan un entorno cada vez más complejo: regulaciones estrictas, expectativas sociales crecientes, inversionistas vigilantes y riesgos de reputación que pueden afectar en cuestión de horas el valor de una compañía. Frente a ese escenario, muchas empresas consideran adquirir seguros de responsabilidad civil para directores y administradores (D&O). Sin embargo, más allá de cualquier póliza de seguros, existe una herramienta mucho más poderosa: una junta directiva proactiva, comprometida con la integridad, la estrategia y el desarrollo del talento humano.
La cultura empresarial define “cómo se hacen las cosas” dentro de la organización, incluso cuando nadie está observando. Una junta directiva proactiva entiende que el futuro de la compañía no depende únicamente de sus estados financieros, sino de los valores que promueve en todos los niveles.
Una cultura de respeto, integridad y honestidad disuade conductas indebidas y refuerza comportamientos alineados con la misión de la compañía. En empresas con cultura ortodoxa y transparente, las posibilidades de dolo, fraude o corrupción disminuyen de manera significativa, reduciendo la exposición legal y reputacional de los directores.
Cuando la junta fija el “tono desde arriba”, transmite un mensaje inequívoco: no se toleran prácticas indebidas, se premia la integridad y se sanciona cualquier falta, sin importar el nivel jerárquico del infractor.
La junta debe aprobar el plan anual de trabajo del revisor fiscal y de la auditoría interna y revisarlos periódicamente (al menos tres veces al año). La supervisión del trabajo de los auditores le permite a la junta: 1. Confirmar si el revisor fiscal y el auditor interno son verdaderamente independientes del equipo de la gerencia, 2. Identificar a tiempo desvíos en los procesos, evitando que pequeños problemas escalen a crisis mayores, y 3. Informar a los accionistas sobre la efectividad de los organismos de control.
Una junta que se limita a recibir informes sin cuestionar ni hacer seguimiento es, en la práctica, una junta desprotegida. La póliza verdadera radica en ejercer control con rigor y continuidad.
Una junta proactiva debe trabajar con la gerencia en: 1. La fijación de metas claras, con objetivos definidos y medibles, de lo contrario la organización navega a la deriva, 2. La formulación de una estrategia para alcanzar dichas metas, una hoja de ruta, y 3. La formación, retención y motivación del equipo humano. La mejor estrategia puede fracasar si no existe el equipo capaz de llevarla a cabo.
Tener unos organismos de control efectivos, metas y estrategias claras y un equipo humano preparado y cohesionado es la mejor manera de proteger a la empresa frente a posibles reclamaciones por negligencia o falta de diligencia en el ejercicio de sus funciones.
El seguro de D&O puede ser un recurso valioso para cubrir los costos legales y proteger el patrimonio personal de los directores. Sin embargo, el seguro es reactivo: entra en acción después de que ocurre el problema. Una junta proactiva, en cambio, reduce la probabilidad de que ese problema surja en primer lugar.
La mejor póliza para una junta directiva no se redacta en una aseguradora; se construye día a día con disciplina, compromiso y proactividad. Cuando la junta promueve una cultura ética, supervisa con rigor los sistemas de control y se involucra en la definición de metas, estrategias y desarrollo del talento, minimiza los riesgos legales, financieros y reputacionales que enfrenta. Y como ñapa: es la mejor manera de crear valor.