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Colaboración Vs. Confrontación

Por: Ricardo Mejia Cano

Artículo publicado en la Revista Universidad Empresa Estado Julio/Diciembre/Año 2, Edición No. 4. Publicación patrocinada por la Universidad de Antioquia y un grupo de empresas antioqueñas.

Colaboración Vs. Confrontación

En opinión de un grupo de rectores de importantes universidades colombianas, entrevistados por El Tiempo, el conocimiento no puede compararse con una mercancía. Por el contrario Derek Bok, quien fue rector de la Universidad de Harvard de 1971 a 1991, decía: “Una de las cosas más importantes que el Rector de una Universidad debe conocer es qué puede comercializar su institución y qué no”. El Times de Londres y la Universidad de Shangai realizan anualmente el Ranking de las mejores universidades del mundo. En ambos estudios y por varios años la primera en el Ranking ha sido Harvard. A todas luces la tesis de Bok es la acertada.

La colaboración entre las universidades y las empresas empezó a tomar fuerza en los países desarrollados en la década de los 90s, especialmente en las áreas de tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Con el decrecimiento económico de finales de los 90s y la crisis de las .com y de las telecomunicaciones de principios de este siglo, dicha colaboración sufrió un duro revés. Para revitalizar dicha interacción, se creó a principios de ésta década un nuevo modelo, según el cual los gobiernos y agencias de desarrollo deben actuar como catalizadores para promover la colaboración. Se trata de reconocer el valor económico del contenido intelectual de la academia y explotarlo mejor para impactar positivamente el crecimiento económico y la calidad de vida de los países. Las agencias gubernamentales responsables de financiar proyectos de investigación (Equivalentes a Colciencias) empezaron a exigir “Creación de Valor” a los investigadores. El “Retorno sobre el capital invertido” y los beneficios económicos o sociales se convirtieron en los prerrequisitos necesarios para la financiación de los proyectos.

Con gran visión un grupo de académicos y empresarios de Medellín crearon el primer Comité Universidad-Empresa-Estado (CUEE) del país, con el fin de promover la colaboración entre los tres sectores. La permanencia y convocatoria que del sector privado y académico ha logrado el Comité, son una prueba de su éxito. ¿Qué hacer para continuar en su consolidación?

En el Comité de diciembre pasado, al exponer el Dr. Roberto Hoyos, Gerente de Augura, los avances del CUEE de Urabá, se lamentaba de la baja participación de los mandatarios municipales de la región. Igual ocurre en Medellín. Mientras al Comité asisten algunos de los rectores y presidentes de las universidades y empresas más importantes de la región y del país, el gobernador y los alcaldes del Área Metropolitana nunca asisten personalmente y se limitan a enviar esporádicamente a sus delegados. También deberían participar de manera más activa los congresistas antioqueños.

El CUEE de Medellín ha delegado la promoción de los proyectos Universidad-Empresa en la Corporación Tecnnova, organismo que se ha dotado con la estructura necesaria para alcanzar tan importante colaboración. En la medida que Tecnnova logre que las universidades aterricen sus investigaciones a usos prácticos y con aplicabilidad empresarial y demuestre a las empresas que en las universidades tienen su mejor aliado para la investigación, el CUEE deberá fijarse metas más ambiciosas y los índices para medir sus avances. De lo contrario se convertiría en un club o tertulia de amigos, sin metas a mediano y largo plazo.

Para el Foro Económico Mundial (FEM) la competitividad de un país depende de la calidad de sus instituciones, de su colaboración, de sus políticas y la mejora de los factores que influyen en la productividad. La competitividad determina el nivel de prosperidad de una nación. Mientras más competitivo sea un país, mejor calidad de vida disfrutarán sus habitantes.

Según el FEM los factores que determinan la competitividad no son iguales para países de bajo, mediano o alto desarrollo. Países con un grado medio de desarrollo como Colombia deben hacer grandes inversiones en infraestructura, promover una administración pública amigable con el sector privado, mayor acercamiento entre sector privado y académico y mejorar la gobernabilidad empresarial. La innovación en estos países es importante, pero debido a que no tienen productos y servicios globalmente diferenciados y gran parte de su tecnología viene del exterior, se les recomienda mejorar en educación y entrenamiento, promover “joint ventures” con compañías extranjeras, contratos de producción bajo licencia, promover la inversión extranjera y no tener miedo a imitar.

Aceptada la premisa de que lo que no se mide no se puede mejorar, el comité debería medir anualmente cuántas empresas de las 5000 más grandes del país tienen académicos en su Junta Directiva y cuántas de las 100 universidades más importantes tienen empresarios en su Consejo Directivo. En la medida que ambos porcentajes crezcan, la colaboración mejorara de manera automática.

Una entidad que debería jugar un papel fundamental en el Comité es el SENA. Así lo entiende su Director General, quien ha participado en un par de reuniones del CUEE de Medellín, sin embargo los directores regionales se deberían comprometer de lleno con el comité. El entrenamiento permanente y mejor formación de técnicos, supervisores y trabajadores es indispensable para garantizar mejoras sustanciales en nuestra competitividad. En el “Nivel de Entrenamiento del Staff” en Colombia, según el último Reporte Global de Competitividad (RGC) del FEM, quedamos en la posición 105 entre 133 países. Como lo prueban numerosas investigaciones, un país con el nivel de desarrollo de Colombia debería orientar sus esfuerzos a mejorar éste tipo de índices, si quiere dar saltos importantes en su competitividad ¿No debería el Comité apoyar las acciones necesarias para subir a la posición 50 en esta medición?

En “Disponibilidad de las últimas tecnologías” Colombia quedó de 96 entre los mismos 133 países. Esta es una “galleta” para poner a trabajar a las universidades y las empresas en un plan de mejora. El Comité también debería evaluar la “Capacidad de las empresas de absorber nuevas tecnologías”. En esta calificación quedamos de 95. ¿Se ha fijado el Comité alguna meta en este sentido?

El CUEE de Medellín debería establecer unos índices de aceptación universal para medir su gestión. Éste sólo no puede mejorar todas estas variables a nivel nacional, pero los paisas lideran la actividad de los demás comités del país y las variables mencionadas se pueden medir por regiones.

Mayor inversión en I+D+i, una obsesión del Comité, es sin duda imprescindible para alcanzar mejoras en competitividad. Pero se requiere primero sembrar una cultura que la respalde. Venezuela se jacta de ser el país de Latinoamérica que durante la última década ha destinado el mayor porcentaje del PIB a I+D+i. En los últimos dos años ha superado el 2.5%, frente el el 0.5% de Colombia. En el 2001 Venezuela ocupaba la posición 62 en el Índice Global de Competitividad y Colombia la posición 65, entre 75 países. En I+D+i Venezuela ocupaba la posición 55 y Colombia la 56. Ocho años después de grandes inversiones en Ciencia y Tecnología Venezuela se derrumbó a la posición 113 en el 2009 y Colombia ascendió a la posición 69 entre 133 países. En I+D+i Venezuela ocupó la posición 123 y Colombia la 63. Todo indica que la confrontación y la lucha de clases promovidas durante esta década por el gobierno venezolano, no es lo más recomendable para mejorar la competitividad y la calidad de vida de la gente.

Si queremos promover una cultura de colaboración e innovación, es hora de dar a conocer a los estudiantes patrones que sean consecuentes. Los salones importantes y auditorios de las universidades se deberían bautizar con los nombres de importantes empresarios colombianos. En un país de tanta confrontación, sería bueno que los estudiantes aprendiesen de aquellos empresarios colombianos que han hecho aportes importantes a la generación de empleo y a mejorar nuestra calidad de vida.

Son muchos los retos que tienen los CUEE, entre ellos evitar tanta confrontación política y promover mayor colaboración científica.

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