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Cuando se resquebrajó el Cielo

Por: Ricardo Mejía Cano.

Con uno de sus hermanos y un trabajador recogían 80 o más novillos en Abejorral y los arreaban a fincas cerca al Encuentro. La parte más difícil era cuando tenían que cruzar el rio Arma, pues el rio se llevaba las reses. Mientras su hermano y el trabajador las arreaban, forzándolas a cruzar el rio nadando, él se hacia unos 30 o 40 metros rio abajo con su soga, y res que se llevaba el rio, él la enlazaba y recuperaba.

“William ¿Y sigues tan bueno con el lazo?”, le pregunté. “Si quiere probamos”, me respondió. Allí, en una de las islas en la desembocadura del río Aures al Arma, cerca de donde él arreaba hace años el ganado, me paré a 15 metros de distancia. William tomó el lazo, lo acaricio, lo domó, lo arregló con cuidado, parte en la mano derecha, el resto en la izquierda, lo voleo sobre su cabeza y lanzó. Inmediatamente quedé atrapado.

Le felicité por sus buenos reflejos y habilidad. “Ya no practico la vaquería, me dediqué a mi mujer, mi hijo y la finquita. Antes era muy parrandista. A mi señora la tuve que buscar y traérmela de Sonsón.  Aquí en Buenos Aires dejé embarazadas a cuatro novias y cuando me quise casar, ninguna me creía”.

Hace miles de años el cielo se resquebrajó y se cayó a pedacitos. La mayor parte cayó en Colombia, muchos pedazos en Abejorral y Sonsón. Es una pena que tan pocos conozcamos ésta historia. Afortunadamente hay personas como Jorge Hernan Toro, hombre cívico, el odontólogo más prestigioso de Abejorral e incansable promotor de su tierra.  Gracias a él conocimos a William y pudimos hacer el recorrido a pie de Buenos Aires, cerca de Abejorral, al Encuentro.

Tanto en el descenso como en el ascenso se pueden observar el salto del Aures, caída de agua imponente de más de 300 metros de longitud, los cerros del Gallinazo y el Taburete en Sonsón, con toda su majestuosidad y las cadenas de montañas de la Cordillera Central, que sin duda tocan el cielo, para solaz de quienes allá arriba habitan.

Quienes quieran cambiar el aire contaminado de Medellín, por la paz, por una naturaleza exuberante, por la observación de pájaros y mariposas, deben ingresar a tomacamineraabejorral.com y programarse para recorrer, en compañía de guías especializados, los caminos más bellos de Colombia.

“Jorge Hernán ¿Cómo los alcaldes acá, con tanta belleza que les rodea, no promueven el turismo cultural y deportivo y por el contrario permiten que el pueblo sea un centro de juerga y bullicio, con los bares compitiendo a cual pone la música mas duro, de tal manera que es difícil conversar en la plaza?”, le pregunté. “Fui concejal 4 años y traté de combatir esa cultura, pero los expendios de licor y el supuesto lucro del comercio nos ganaron la batalla”.

Una vez me liberé del lazo de William, me tire al Arma y me zambullí. Al salir, el cielo azul, las montañas alrededor y la paz del lugar me conmovieron.  Comprendí que mas que el encanto del encuentro de los dos ríos, allí se encuentra uno con el creador. Me pregunté si estamos haciendo lo suficiente para preservar la belleza natural que nos cayó del cielo.

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