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Dañaron la Balanza

Por: Ricardo Mejia Cano

Nunca sabremos si lo del caballo fue verdad. Pero al final no es importante, la enseñanza y moraleja si lo son. Por otro lado la melliza, aunque la tomaban por loca, no parece que lo fuera. Era tan bella que hasta Apolo se enamoró de ella, pero de tanto castigo por decir la verdad, su aspecto fue perdiendo lustre.

Cuando nació uno de sus 68 hermanos, dijo a su padre: él será nuestra perdición. Fue la única vez que su padre le prestó atención.

Con el tiempo el mencionado hijo le quitó la señora a uno de los reyecitos de una región vecina. La melliza dijo: “Sera nuestra perdición, la guerra que vendrá será nuestro final”. No le hicieron caso.

La historia la convirtió en el referente de la locura y la brujería. Pero de golpe en un futuro se reescribirá su vida y el mundo aprenderá a escuchar. Ella tuvo razón: su ciudad fue sitiada por 10 años, en los cuales los hermanos que más quería su padre perdieron la vida.

Finalmente los enemigos se retiraron, dando a entender que se declaraban vencidos. En su retirada dejaron un regalito. De nuevo la melliza pidió a su padre que no cayera en la trampa: el tal regalo era una bomba de tiempo. Su padre tampoco la escuchó esta vez, convencido de que sus atacantes habían claudicado ante el poder de TROYA. El caballito fue el fin.

Sabiendo que su hija ya le había advertido de desastres anteriores, no escucharla fue una tontería. Y una ingenuidad pensar que su enemigo a muerte de los últimos 10 años, quien había ordenado matar a varios de sus hijos, se fuera a retirar del campo de batalla dejando un regalo de agradecimiento.

¿Se repetirá en Colombia la historia de TROYA? La ingenuidad del actual equipo de gobierno se parece a la del Rey Príamo, al pensar que los enemigos por más de 50 años se arrepintieron y de regalo devolverán TODAS las armas. Se parecen también en la tontería, pues más de la mitad de los colombianos hemos estado pidiendo la paz, pero con fortaleza, prudencia y sin entregar el estado de derecho. La respuesta ha sido tildarnos a todos de despistados, igual que Príamo consideró a su desafortunada hija.

¿Y será Timochenko el Agamenón de hoy? El segundo disfrazó su lucha con el deseo de recuperar a la bella Helena, pero esa era la fachada: quería era extender su poder en la región y controlar la ruta al Mar Negro, con todos sus tributos, sin importarle que muriesen sus más cercanos aliados. ¿Qué quiere Timochenko? ¿La paz de Colombia y promover la iniciativa y el sector privado, para que con mayor desarrollo se genere empleo y vía una sana competencia tengamos un país más equitativo y competitivo? La historia en el vecindario prueba que son personas a quienes las normas de la democracia les son incomodas.

El hombre sigue siendo el mismo de hace 3200 años, y si bien la ambición sigue siendo el motor que le mueve, los contrapesos de la democracia han logrado detener a muchos, quienes movidos por una ambición desmedida, han puesto a trabajar el engranaje del poder en su propio beneficio. Desafortunadamente con los cambios que se están haciendo a nuestra constitución, se están eliminando los contrapesos.

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