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De Enron a Interbolsa

Por: Ricardo Mejía Cano

La Ronda de la Muerte

En la soledad y quietud del amanecer, mucho antes de la salida del sol, en una pequeña calle de “Sugar Land”, Texas, dentro de un lujoso Mercedes-Benz S 500, de color negro, sonó un disparo. En otro carro igualmente costoso, a menos de un kilómetro, había una nota: “Carol: Siento mucho hacer esto. Simplemente no puedo seguir. Siempre he tratado de hacer lo mejor, pero aquello que me producía gran orgullo, se desvaneció. Te amo muchísimo a ti y a los niños, pero ya no soy capaz de hacerte ningún bien a ti, ni a mí. Siento un dolor inmenso, por favor perdóname, Cliff.” El otro carro era de su esposa y estaba en el garaje de su casa. Cliff se había desempeñado como Vicepresidente de Enron por 10 años y estaba citado como testigo. Ya se había retirado de ENRON y poco antes de estallar el escándalo se había “embolsillado” US $ 35 millones: las vendió a US $ 80 la acción, luego del escándalo valían US $ 0.35.

Había quedado de cenar con unos amigos. Al ver que no aparecía, fueron a buscarlo a su casa. Como no les abría la puerta, inspeccionaron el interior por una ventana: allí estaba en el piso. El informe de la policía era escueto: “Murió por sobredosis de drogas”. Su padre, Jeffrey Skilling, se había desempeñado como presidente ejecutivo de ENRON y estaba pagando 24 años de cárcel.

No eran aun las 2 de la mañana, cuando en el baño de un bello chalet en Aspen, Colorado, se produjo un estruendoso ruido. Linda Lay se levantó corriendo de la cama y encontró a su marido en el suelo. La ambulancia del Aspen Valley Hospital llegó en minutos. El infarto fue implacable, a las 3.11 AM descansó. Y descansó de verdad. Kenneth Lay, el forjador de ENRON, PhD en economía, galardonado con infinidad de premios, fue encontrado culpable en 10 de los 11 cargos que enfrentó por la debacle de ENRON. El infarto le llegó pocos días antes de que dictaran sentencia.

Amigo personal de los dos Bush y reconocido por toda la clase dirigente, su muerte debió ser un gran alivio: ya no aparecía en la TV como el protagonista de las grandes noticias empresariales, aparecía esposado camino a la corte.

La Ronda de unos Mosqueteros

El primer Mosquetero es el mayor misterio: no tiene espada, no es espadachín, nadie sabe de sus orígenes, pero dio la mayor estocada. De la apacible Grossetto, en la bella Toscana, como buen italiano romántico y enamorador, pasó a vivir cómodamente en el apartamento de sus suegros en Bucaramanga, enamorado eternamente de Gloria Eugenia. Ya antes le había jurado amor eterno a Paola, en las exóticas playas del Mediterráneo. Pero como el Aventurero: “le gustan las altas y las chaparritas, las flacas, las gordas y las chiquititas”, y andando por el mundo encontró el nuevo amor de su vida: Claudia. No será fácil que ese amor dure, encerrados ambos en cárceles distintas. Nada de lo que el italiano, Alessandro Corridori,  dice haber hecho antes de llegar a Colombia ha podido ser confirmado por el ejército de periodistas que ahora en Italia preguntan por su oscuro pasado.

El segundo Mosquetero dice que estudió en el Gimnasio los Cerros en Usaquén y economía en la Universidad Javeriana, según él, con mucha dificultad. Graduado, empezó a trabajar con quien considera un visionario y el mejor formador de Corredores de Bolsa que tuvo Colombia: Juan Gabriel Garcés. En 1996, Rodrigo lo invita a él, a dos amigos y a tres empleados de Interbolsa a comprar el 50% de la compañía, por algo como $ 50 millones, “que nos financió a tres años”. A Interbolsa llega con un regalo: un pliego de cargos de la Bolsa de Bogotá, por tomar riegos desmedidos en operaciones con posición propia, Bolsa de la cual es expulsado. Se llama Juan Carlos Ortiz.

El tercer Mosquetero fundó con el anterior el Fondo Premium en el exterior y le nombró un administrador independiente con una sola condición: los consejeros de inversión serían los dos fundadores. Así el dinero captado en Colombia para invertir en el novedoso fondo, se lo prestaban a sociedades de ellos o de allegados. Es el hijo del fundador de Interbolsa: Tomás Jaramillo. Jaime Michelsen era un aprendiz de espadachín al lado de los nuevos mosqueteros.

Olegario estaba destrozado, no entendía como el Dr. Echavarría, una persona tan prestante, amable y educada había decidido truncar su existencia. A Olegario, portero del edificio donde vivía, nunca le contaron que fueron los Tres Mosqueteros quienes provocaron la muerte de Jorge Hernán, cómo también la muerte económica de tantas fundaciones y familias que perdieron todos sus ahorros.

Evitar Rondas Mortales

¿Pero cómo y porqué Rodrigo Jaramillo, de una familia de gente de bien, terminó asociándose tan mal y permitiendo que su hijo lo arrastrara al vacío? ¿Por qué Kenneth Lay, PhD en economía y fundador de Enron, permitió que una brillante idea y excelente modelo de negocio, se desmoronara y defraudara a todos los que en él habían creído?

Si quiere evitar tan dolorosas experiencias, aprenda de los expertos. Ver vídeo:  http://sdj.com.co/panel-enron-interbolsa/

 

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