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El Gerente Valiente

Por: Ricardo Mejia Cano.

Andy Groove, cofundador de Intel y experto en Gobierno Corporativo, sostiene: “La función de la Junta es garantizar el éxito de la compañía en el largo plazo, mucho más allá del periodo del presidente, sin importar los cambios del mercado, ni los ciclos de los productos”. La Junta establece las políticas, las metas a mediano y largo plazo, y encarga al gerente de hacer cumplir las políticas y de alcanzar los objetivos. Esta delegación obliga a la Junta a evaluar formalmente y de manera periódica al gerente, para determinar si se está cumpliendo con el encargo. El gerente valiente permite que la junta lo retroalimente, lo cual sólo pueden hacer juntas activas y eficientes y no juntas protocolarias.

Según las últimas encuestas sobre Juntas Directivas, realizado anualmente por Korn Ferry (KF) entre miembros de las juntas de grandes corporaciones de diferentes países, en la mayoría de las empresas el Presidente Ejecutivo no es miembro de la junta. La Alta Gerencia asiste a la junta, pero no tiene voto. Según las encuestas, el 93% de las juntas se reúnen esporádicamente sin la Alta Gerencia.

Una función muy importante de Junta Directiva es la de ratificar o despedir y seleccionar al nuevo gerente. No parece por lo tanto aconsejable que el gerente sea miembro de ésta, pues se convierte en evaluado y evaluador. Los estudios de KF confirman que en la mayoría de las empresas evaluadas es la junta y no el gerente quien escoge al sucesor.

Con frecuencia en las empresas familiares el gerente es además accionista y miembro de la Junta Directiva, y ejerce su poder en los tres órganos de gobierno. En estos casos el gerente puede imponer direccionamientos que la junta no comparte. De poco sirve que la junta lo evalúe. Se podría afirmar que en la mayoría de las empresas familiares la junta es media junta, la otra media es la familia. La junta actúa más como asesora, que como junta directiva propiamente. Este fenómeno también ocurre en compañías con diferentes familias accionistas, si el gerente pertenece a la familia controlante y adolecen de un acuerdo de accionistas o de un código de buen gobierno. El peor escenario se da cuando la junta y la administración la componen miembros de la familia propietaria.

Una importante revista económica ha estado llamando la atención porque las empresas con facturación anual inferior a los $ 20.000 millones (En su mayoría familiares) han mostrado un desempeño muy inferior al de las grandes empresas. Desaprovechan la riqueza que produce la diversidad.

Corona fue tal vez una de las primeras grandes empresas familiares en Colombia en que la familia se retiró de la administración, cedió todo su poder a la Junta Directiva, y dejó en ésta una representación minoritaria de sólo dos miembros de la familia. La manera como Corona manejó la última y larga crisis de la construcción y su reciente proceso de internacionalización son pruebas del éxito de su manejo corporativo. Sin embargo su presidente ejecutivo es miembro activo de la junta directiva.

Muchas de las compañías que firmaron acuerdos de reestructuración según los lineamientos de la ley 550, permitieron a sus acreedores capitalizar sus deudas, lo cual produjo cambios importantes en su composición accionaria. Sin embargo los nuevos accionistas, en lugar de proteger su inversión promoviendo las prácticas modernas de gobierno corporativo, han aceptado en algunos casos que los presidentes ejecutivos sean miembros de las juntas directivas.

El mejor ejemplo sigue siendo ISA. Luis Fernando Alarcón, quien era presidente de su Junta Directiva, al ser nombrado presidente ejecutivo en reemplazo de Javier Gutiérrez, renunció a su puesto en la Junta Directiva.

Sea un gerente valiente, permita que la junta lo evalúe y retroalimente.

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