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¿Estamos Preparados?

Por: Ricardo Mejía Cano

Para Dimitri Kaminsky, Presidente Ejecutivo de “Deep Knowledge Ventures” (DKV), Vital, miembro de su junta directiva, salvó a su compañía de una quiebra segura al impedirle invertir en unas empresas sobrevaloradas.

Vital es un experto en analizar tendencias en miles de compañías de biotecnología, capaz de identificar más de 50 parámetros y predecir el nivel de riesgo de cada empresa, en un sector donde más del 96 % de los medicamentos en desarrollo son desechados antes de terminar los ensayos clínicos. Gracias a esas capacidades especiales fue nombrado miembro de la junta.

Vital, es el acrónimo en inglés de “Herramienta de Validación de Inversiones en Ciencias Avanzadas de la Vida”. Se trata de un gran computador, con Inteligencia Artificial, capaz de analizar millones de datos en pocos segundos. Con la ayuda de Vital, la junta directiva y los ejecutivos de DKV encontraron que el subsector con menor riesgo era el de prevención de los efectos del envejecimiento: aquí han concentrado con gran éxito todos sus esfuerzos. Para Dimitri y sus colegas, Vital se convirtió en el miembro más importante de la junta.

Como lo explica Klaus Schwab en su libro sobre la Cuarta Revolución Industrial, los grandes beneficiarios serán los poseedores del capital intelectual, los innovadores y los dueños de las grandes plataformas. Un inversionista se podrá lucrar con un vehículo o una flota trabajando en la plataforma de Uber, mientras otro podrá invertir en uno o varios apartamentos y aprovechar la plataforma de Airbnb, pero los grandes beneficiarios serán los dueños de las plataformas, sin tener que invertir un solo peso en vehículos o apartamentos.

La Cuarta Revolución Industrial es el aprovechamiento simultáneo de la digitalización, la inteligencia artificial, la nano y la biotecnología, la biología, la biomedicina, etc. Si usted cree que esta revolución sólo afectará a los de ruana y trabajadores rasos, se equivoca. Vital es un buen ejemplo de lo que viene.

A medida que se extienda la nueva economía, vendrán mayores cambios en la estructura social: una mejora en el mediano plazo en la calidad de vida de toda la población, pero mayores desigualdades entre los más y los menos ricos (Los más pobres seguramente ascenderán en la escala y la definición actual de pobreza tendrá que ser redefinida).

Ninguna profesión tendrá el futuro asegurado: por ejemplo el médico que no sea capaz de asimilar y entender las nuevas tecnologías quedará rápidamente desplazado. “Aprender a Aprender” será la única manera como la población podrá evolucionar y adaptarse a los nuevos desarrollos.

¿Pero como podrán nuestros jóvenes “Aprender a Aprender”, con que bases, si más del 60 % salen del bachillerato con conocimientos mínimos o insuficientes en lectura, ciencias básicas y matemáticas? La mayoría de estos jóvenes se gradúan desafortunadamente en colegios públicos. La capacidad y comprensión en lectura es el pasaporte al conocimiento, sin este no podrán viajar ni navegar en las nuevas tecnologías.

Las instituciones que enfrentan los mayores retos en la preparación de nuestros países para la transformación digital y tecnológica son los ministerios y secretarías educación ¿Serán los poderosos sindicatos de maestros aliados, líderes y promotores de dicha transformación o serán el palo en la rueda, como lo han sido hasta ahora?

Cómo dice Schwab, creador del FEM, el gran reto es para toda la sociedad civil. ¿Estamos preparados?.

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