Medellín Ausente
Por: Ricardo Mejia Cano.
Nuevamente Bogotá promovió el debate. Trajo a Paul Karofsky, quien, entre muchos títulos, posee el de Director Ejecutivo Emérito del Centro de Negocios de Familia de la Universidad Northeastern de Boston. La asistencia de casi seiscientas personas, muchas de fuera de Bogotá, fue prueba de la creciente inquietud de las Familias Empresarias (FE) sobre como administrar sus compañías.
Mencionó lo que toda FE debe dominar: la Asamblea Familiar, la Junta Directiva, los miembros externos, las fórmulas para la elaboración correcta del Protocolo y la importancia de la planeación estratégica. Atención especial le dio a la sucesión, fuente de los mayores conflictos. Las compañías familiares deben modernizar los sistemas administrativos y evitar, como ocurre en Colombia, estar entre el 85% de empresas que desaparecen en la segunda generación.
Medellín ha vivido recientemente una dolorosa polémica por el enfrentamiento entre dos familias propietarias de una empresa que por la calidad de sus productos, la labor social en el oriente antioqueño y el desarrollo internacional, se ha ganado el cariño de todos. Ahora la ciudad mira con expectativa el futuro desempeño de la compañía.
Medellín también debe debatir el tema de las empresas familiares. Y no sólo ese. Es urgente promover en la ciudad la discusión de los grandes temas nacionales: ¿Cómo alcanzar la colaboración de los sectores empresarial, público y académico para la solución de los problemas del país? ¿Cómo lograr que los sectores privado y público se beneficien de los conocimientos de la academia? ¿Cómo orientar a la academia para que sus investigaciones tengan aplicación práctica, y no se limiten a estudios teóricos sin ninguna aplicabilidad? ¿Somos una sociedad innovadora? ¿Estamos desarrollando la ciudad que queremos?. Necesitamos más contacto con el mundo exterior, invitar especialistas con visiones nuevas, que enciendan la discusión.
En un país donde la «Empleomanía» es una epidemia nacional, donde las grandes compañías crecen más por fusiones que por la creación de nuevas empresas, el «Empresarismo» debía ser una política nacional, y con ello la promoción de los sistemas modernos de administración de las empresas familiares. Son pocas las empresas importantes que se han creado en los últimos treinta años. Según Supersociedades en Colombia sólo el 68% de las empresas son familiares, según Karofsky el promedio en el mundo se acerca al 90%. Necesitamos menos empleomanía y más empresarismo.
Karofsky, como es usual con los grandes conferencistas internacionales, no sólo desplegó sus habilidades para enseñar, sino también para entretener. Durante la conferencia, matizada con ejemplos y testimonios de Familias Empresarias, se promovió la participación de los asistentes, enriqueciendo en forma positiva el debate.
Bogotá realizará próximamente un foro con la presencia, entre otros, de Bill Clinton y Tom Peters. El año pasado lo hicieron con Peter Senge, David Osborne y otros reconocidos conferencistas. Medellín debe seguir el ejemplo de Bogotá y aprovechar la inauguración del Centro Internacional de Convenciones. No podemos seguir evitando los grandes debates. Mayor apertura nos permitiría, por ejemplo, entender las propuestas de escisión del sector de comunicaciones de EPM. Medellín pareciera incapaz de reinventarse e introducir los grandes cambios que se requieren. La Cámara de Comercio de Medellín, en asocio con otras cámaras locales y los gremios, podría promover un plan de conferencias con los grandes gurús internacionales de la administración pública y privada, con el fin de profundizar, entre otros, en los temas mencionados. De lo contrario continuaremos siendo una ciudad ausente.