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Revaluar lo que hacemos

Por: Ricardo Mejía Cano

En el 2001 más de 50 presidentes de importantes compañías crearon el Proyecto Itasca, con el fin de promover políticas y acciones que impactasen positivamente el desarrollo de su región. Trabajarían con los gobiernos locales.

La mayor competencia internacional, los retos de las nuevas tecnologías y el hecho de que sus bachilleres tenían pobre desempeño al ingresar a la universidad, les obligó a estudiar cómo mejorar la educación primaria y secundaria.

Si querían competir en una economía global, en que la innovación y el desarrollo de habilidades especiales es requisito indispensable, no se podían conformar con la posición número 15 que su país tenía a nivel mundial. Debían igualar a los mejores del mundo y no perder terreno ante el crecimiento de las economías del este asiático.

Se hicieron entonces las siguientes preguntas: 1. ¿Cómo se compara la educación en nuestra región con los mejores sistemas de educación en el mundo? 2. ¿Qué podemos aprender de esos sistemas para que nuestros jóvenes tengan mejor desempeño?

Sus conclusiones: 1. Los aspirantes a la carrera del magisterio se seleccionarían entre los mejores bachilleres, 2. Su formación y preparación se adaptaría a los requerimientos modernos, 3. Se daría especial atención a las condiciones de liderazgo de los rectores, y 4. Crearían una métrica para medir sus mejoras.

Han pasado 18 años y los resultados son palpables: Minnesota es el segundo estado con mejores indicadores de EE. UU. y con una alta cuota de inmigrantes jóvenes, se destaca por sus niveles de inclusión.

Proantioquia, fundada en 1975 por un grupo de Cacaos antioqueños, se les adelantó a los Cacaos del Proyecto Itasca. Los gringos nos copiaron, pues su meta coincide con la de los paisas: “…buscar el progreso de Colombia en el de Antioquia… con el empleo de medios que conduzcan al bienestar y progreso de la población, tanto en el campo individual como en el colectivo, y la atención a los intereses de la comunidad mediante la promoción y realización de obras y servicios de carácter social. Es, por lo tanto, una institución de utilidad común que desde el campo privado colabora con el Estado…”. Mejorar la educación también es uno de sus principales objetivos.

Sin embargo, si se observan las Pruebas Saber 11 (o anteriormente las pruebas Icfes) ni Antioquia ni Medellín han mejorado de manera apreciable en los últimos 20 años y en general hemos estado por debajo del promedio del país. Resultado descorazonador si le agregamos que además del compromiso de los empresarios, tuvimos en estos 20 años un alcalde y gobernador, cuyo principal objetivo fue mejorar la educación.

¿En qué fallamos? Los países en desarrollo con mejoras apreciables en la educación primaria y secundaria se han concentrado en 4 factores: 1. Descentralización de la educación; 2. Mayores exigencias para los aspirantes al magisterio; 3. Metas ambiciosas para los rectores y mayor autonomía; y 4. Promover el intercambio internacional.

Una vez pregunté al Dr. Lucio Chiquito, quien está próximo a cumplir 104 años y es uno de los ingenieros más prestigiosos del país, cuáles eran las razones de su éxito: “Soy un afortunado, cuando terminé la primaria, mis padres me matricularon en el Santa Librada, el único colegio público en Cali que tenía bachillerato. En esos años el Gobernador Carlos Holguín Lloreda, con una visión que quisieran muchos dirigentes actuales, había traído 10 profesores alemanes para mejorar la calidad del colegio. Ellos me inculcaron el amor por las matemáticas”.

Si queremos mejorar, deberemos revaluar lo que estamos haciendo.

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