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Este año no habrá dividendos

Por: Ricardo Mejia Cano

En las empresas familiares la intersección entre familia y empresa suele crear un entorno complejo. Uno de los temas más propensos a conflictos es la distribución de dividendos: el monto de estos no solo puede afectar el bienestar financiero de los miembros de la familia, sino que también influye en el gobierno, control y estrategia empresarial. Para mitigar los conflictos y garantizar la sostenibilidad de la empresa, es conveniente establecer una política de distribución de dividendos como parte del protocolo familiar.

Los dividendos suelen ser motivo de disputas porque los miembros de la familia generalmente tienen diferentes expectativas y necesidades. Unos pueden priorizar los rendimientos financieros a corto plazo, mientras otros pueden hacer hincapié en la reinversión de las ganancias para asegurar el crecimiento a largo plazo. Sin una política clara, estas diferentes perspectivas pueden dar lugar a desacuerdos que ponen en peligro tanto la armonía familiar como el éxito empresarial.

Una política de dividendos: 1. Alinea las expectativas de todos los miembros de la familia al proporcionar un marco transparente y coherente sobre cómo se compartirán las ganancias, 2. Garantiza que la empresa retenga suficiente capital para el crecimiento y al mismo tiempo proporcione retornos justos a los accionistas, 3. Evita malentendidos y conflictos.

El Consejo de Familia es el órgano indicado para desarrollar la política de dividendos, someterla a aprobación de la familia y darla a conocer a la junta directiva. Si bien es la asamblea de accionistas el órgano que toma la última decisión sobre la repartición de dividendos, una política al respecto fijará las pautas de acción de la asamblea.

La política debe definir cómo se calculan las ganancias distribuibles, teniendo en cuenta las necesidades de inversión y otras obligaciones legales o financieras. Es esencial distinguir entre las ganancias disponibles para distribución y las necesarias para sostener y hacer crecer la empresa.

Un enfoque conservador, en el que se retiene una parte de las ganancias para impulsar el crecimiento, capitalizar posibles oportunidades y tener un colchón para superar posibles recesiones, es la mejor manera de garantizar la sostenibilidad de la empresa.

La política debe describir criterios específicos sobre cuándo se pagarán los dividendos, cómo determinar el monto e incluir métricas de desempeño financiero como ingresos netos, flujo de efectivo y niveles de deuda. El monto de los dividendos debe tener en cuenta las necesidades de los accionistas y la necesidad de reinvertir en el negocio.

Una empresa en crecimiento puede priorizar la reinversión, mientras una empresa madura puede centrarse más en pagos de dividendos constantes.

La transparencia en la forma como se calculan y distribuyen los dividendos es de gran importancia. La política debe establecer normas de comunicación con los miembros de la familia sobre la salud financiera de la empresa y las razones detrás de las decisiones sobre distribución de dividendos. Debe tener suficiente flexibilidad para adaptarse a cambios en el entorno empresarial o las circunstancias familiares. Constituir por ejemplo fondos de reserva para superar períodos de incertidumbre económica o de necesidades de inversión.

Algunos protocolos de familia establecen procedimientos para resolver disputas relacionadas con dividendos, como procesos de mediación o arbitraje.

Para atender las necesidades de cada familia se debería considerar la emisión de diferentes clases de acciones, por ejemplo, acciones preferenciales que, en lugar de recibir dividendos, se pueden convertir en el futuro en acciones ordinarias. Así se podría satisfacer tanto a quienes priorizan los ingresos como a quienes están más preocupados por el crecimiento a largo plazo.

La política de dividendos la debería revisar el Consejo de Familia periódicamente para reflejar los cambios en el entorno empresarial, la dinámica familiar y las necesidades financieras de los accionistas.

El Consejo de Familia debe promover una buena comunicación y mantener informada a toda la familia sobre la importancia y conveniencia de la política de dividendos y porque debe estar alineada con los objetivos a largo plazo de la empresa. Para este fin debe promover talleres, seminarios o reuniones familiares periódicas. La participación de la familia en la de formulación de las políticas ayuda a generar consenso y que estas cuenten con el apoyo de todas las partes interesadas.

La distribución de dividendos es una cuestión crítica en las empresas familiares que, si no se gestiona adecuadamente, puede dar lugar a conflictos, debilitar la unidad familiar y poner en riesgo el éxito empresarial. Evite sorpresas cuando tenga que comunicar: Este año no habrá dividendos.

En SALADEJUNTAS le ayudamos a elaborar o actualizar el protocolo de familia.

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