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“Le Estamos Poniendo el Alma”

Por: Ricardo Mejia Cano

A los 30 años le diagnosticaron diabetes. Perdió 18 kgrs. y temporalmente parte de la visión. Tan pronto se enteró, llamó a su esposa y le dijo: “No hay motivos de preocupación, no es cáncer”. El cáncer vendría después.

Un sábado a las tres de la mañana sintió un dolor en el pecho. Para no despertar a su esposa, se levantó de la cama y se arrodilló para pedir a Dios que el dolor pasara. El dolor pasó y se acostó de nuevo. Dios lo salvó de ese amago, pero del infarto en la tarde del lunes lo salvaron los médicos del Hospital de Monte Auburn en Boston.

Años después le despertaron unos dolores en la espalda. Le encontraron varios tumores malignos y … se le había desprendido la retina. La tecnología le curó ambos males.

Meses después, mientras leía el Viejo Testamento en la Iglesia local, quedó mudo, incapaz de hablar. Fue un derrame en el cerebro. En la clínica le quitaron el coagulo con un catéter y se recuperó.

Infarto es la primera causa de muertes en EEUU, cáncer la segunda y derrames la tercera y por supuesto tener diabetes no ayuda.Pero Clay Christensen le ha puesto alma a la vida y por eso sobrevive. No es extraño entonces que este profesor, considerado uno de los 50 pensadores más importantes del mundo, haya dejado temporalmente la innovación y el análisis empresarial para escribir: “¿Cómo evaluará usted su vida?”Lleva más de 30 años como profesor en la Escuela de Negocios de Harvard y considera que los estudiantes se deben cuestionar profundamente.

“¿Seré feliz con mi carrera?” Cuando Clay era presidente de una compañía fundada por él, su preocupación era cómo ayudar a sus subalternos a tener una vida equilibrada. Como permitirles crecer con el trabajo, para que al llegar a casa llenos de autoestima, influyeran positivamente en sus familias. Según Clay, administración es una de las profesiones más nobles del mundo, en la medida que un gerente puede hacer crecer a sus subalternos como personas, darles responsabilidades y permitir que sean reconocidos por sus logros. Clay hace grandes esfuerzos por reorientar a sus estudiantes en el MBA: convencerlos que no están allí para aprender a ganar dinero, ni convertirse en vendedores especializados o en destacados inversionistas. Están allí para aprender a formar gente buena para la sociedad y para el éxito de las empresas.

“¿Serán las relaciones con mi familia una fuente duradera de felicidad?” Harvard mantiene un estrecho vínculo con sus egresados y Clay observa con dolor como muchos terminan divorciados, alejados de sus hijos e infelices. En la universidad se convierten en expertos en estrategias de negocios,   pero olvidan que la estrategia más importante es la que aplicarán a sus propias vidas y es ahí donde fracasan. Para Clay hay un desbalance entre el tiempo, imaginación y esfuerzo que dedican a los negocios y a sus familias.

Hace un par de años en un foro internacional en el que intervinieron   David Bojanini, presidente del Grupo Sura y Carlos Raúl Yepes, presidente de Bancolombia, el primero dijo que los empresarios debían trabajar por una mejor calidad de la educación y luchar contra la creencia de que la felicidad es proporcional al patrimonio personal. El segundo contó cómo al preguntar a sus principales ejecutivos sobre la definición de rentabilidad, todos muy acuciosos le explicaron cómo medían ésta de manera cuantitativa y precisa. El Yepes les pidió que a partir de la fecha consideraran la importancia de la rentabilidad cualitativa: la calidad de vida de sus ejecutivos y empleados, la calidad de las relaciones con los clientes y como la transparencia afectaba positivamente los resultados.

Si le ponemos mucha alma a nuestras empresas, tendremos mejores ciudadanos, compañías más exitosas y un país superior.

2 thoughts on ““Le Estamos Poniendo el Alma”

  1. Ricardo, comparto por completo tu escrito. Familia y sociedad son una sola y muchas veces se piensa y se actúa, como si el que trabaja en la empresa fuera una persona y el que llega a casa es otro. al final, se trata de ser coherentes entre pensar, sentir y actuar. Y son nuestros actos y el ejemplo que damos, lo que habla por nosotros. Gracias por ser luz en este camino.

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