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El Legado de Milton a Fidel (3 de 3)

Durante la Primera Guerra Mundial la producción de azúcar de remolacha en Europa se redujo a menos de la mitad. Esto hizo que su precio se duplicara.  Para el mayor productor de chocolate y sus derivados en EE. UU., la amenaza no podía ser más grave.

Durante la guerra de independencia de Cuba, EE. UU.  no sólo le echó una mano para sacar a los españoles, sino que terminada ésta, los inversionistas norteamericanos fueron los motores de la economía de la isla, especialmente en la producción de azúcar de caña.

 Milton programó unas vacaciones en la isla con el fin de disfrutar de su clima y desarrollar nuevas oportunidades de suministro. Se instaló en el famoso Hotel Plaza de la Habana, contrató un carro con chofer, un guía y un consejero conocedor de la industria azucarera. En su recorrido hacia el este de la isla, se encontraron con el ingenio Central Puerto, muy pequeño y en pésimas condiciones, así que Milton y su equipo siguieron hacia Matanzas. Se dirigían hacia la Central San Juan Bautista, un ingenio de 5000 hectáreas, cuando el flamante Ford, modelo 1914, en que viajaban se atascó en un pantano. El equipo de Milton se puso en acción y con unos bueyes que les facilitó el dueño la Central San Juan, salieron del barro y siguieron su viaje.

Milton se enamoró de la Central San Juan y rápidamente la negoció. Luego compró mucha más tierra, porque su idea era, igual que lo había hecho en su natal Filadelfia, fundar un pueblo para sus trabajadores, hacer un ferrocarril para unir el pueblo y la Central con el puerto de La Habana, montar una planta de energía para el tren eléctrico, la población y la Central.  En pocos años el pueblo de Hershey en Cuba se convirtió en el mejor vividero de la isla: con escuelas, supermercados, parques, colegios, hospitales, teatros e igual que en Filadelfia, un orfanato.

En 1927, con 70 años y tan sólo 10 años después de haber llegado a Cuba por primera vez, tenía cuatro centrales eléctricas, 251 millas de vías férreas, 30 mil hectáreas de caña y cinco ingenios azucareros. No paraba de pensar en grande y su pueblo y fábricas en Cuba eran la atracción y modelo en toda la isla.

Milton dedicaba parte importante de su tiempo a La Escuela de Formación Industrial para Huérfanos, creada por él en su natal Pensilvania y que puso a cargo de una fundación.  Antes de morir, legó toda su fortuna a la Fundación, de tal manera que el orfanato se convirtió en uno de los centros de formación mejor financiados en el mundo.  Al terminar la Segunda Guerra Mundial, ya muerto Milton, la Fundación decidió vender todas las inversiones en Cuba. Estas pasaron por las manos de diferentes empresarios, quienes sin la visión filantrópica de Hershey, continuaron produciendo y exportando con igual eficiencia y productividad.

Llegó la revolución y los ingenios, el ferrocarril y todas las inversiones en manos privadas fueron nacionalizadas. Con el fin de borrar todo recuerdo del norteamericano, la ciudad fue rebautizada con el nombre de uno de los héroes de la revolución: Camilo Cienfuegos. 

Diferentes viajeros han profundizado en el legado del norteamericano en Cuba y sus relatos son desoladores: el tren es una reliquia inoperante, los ingenios no funcionan y sus edificios están en ruinas, las miles de hectáreas que antes estaban sembradas con caña, fueron invadidas por la maleza. Y aunque el régimen quiere borrar de la memoria el nombre original, sus pobladores, quienes con nostalgia recuerdan la bonanza que vivían con el norteamericano o han escuchado dichas historias, siempre se refieren a Ciudad Hershey.

Cuba en 1960 necesitaba un cambio. Pero a la luz de la historia, el que introdujo la revolución fue un absoluto fracaso. Igual ocurrió con Venezuela. Se necesitaba un cambio, pero el que trajo el socialismo del S. XXI fue un completo desastre. Dos países que tenían abundancia de comida y si bien tenían pobreza, era menor que en el resto de países latinoamericanos. Hoy la escasez de alimentos y de toda clase de bienes de consumo es dramática. Si bien ambos gobiernos son muy celosos y maquillan sus índices de pobreza, muchos expertos los clasifican como dos de los países con mayor pobreza en Latinoamérica.

En su campaña a la presidencia en el 2018 Petro invitó a Carlos Ardila a que le vendiera los ingenios en un eventual gobierno suyo. Hay suficientes argumentos para dudar del éxito que tendría dicha operación para el país.

Vale la pena repasar la vida de Milton Hershey, quien con su egolatría y deseos de poder, características en que se parecía a Fidel, dejó un legado mucho más positivo que el de éste.   

Ver historia completa en:  https://sdj.com.co/no-le-de-caramelo-a-su-responsabilidad/

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