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¿Estratega o depredador?

Por: Ricardo Mejia Cano

El auditorio del hotel en el centro de Manhattan estaba repleto. Se trataba de la convención del 2013 de los fondos de inversión más activos del mundo. Jeffrey Ubben, cofundador y socio del fondo de inversión ValueAct Capital, era el conferencista. En 20 minutos explicó a la audiencia porque la acción de Microsoft se había quedado varios años por debajo de los US $ 30: las ventas de PCs estaban en recesión y muchos inversionistas consideraban su sistema operativo su principal producto. Desconocían el amplio portafolio de productos de MICROSOFT.

El fondo de Ubben llevaba varios meses reuniéndose con ejecutivos de la compañía y una vez tuvo claro las oportunidades de crecimiento con una nueva estrategia, decidieron invertir US $ 2000 millones en Microsoft.  Su propuesta era que Microsoft debía aprovechar su fortaleza en OFFICE SUITE, OUTLOOK y otros productos que eran de uso diario en millones de empresas y desarrollar al máximo los servicios en la nube.  Contrario a lo que algunos inversionistas pedían, de que Microsoft compitiera con APPLE en tabletas y celulares inteligentes, Ubben proponía que la empresa se orientara más al mercado empresarial. Esa conferencia hizo que la acción de Microsoft se valorizara un 10%.

Después de muchas discusiones de Ubben con la junta directiva y los ejecutivos de Microsoft, estos empezaron a estudiar sus propuestas. Steve Ballmer, CEO en el momento de Microsoft, era de los que consideraban que la compañía debía entrar al mercado de los celulares y contra la voluntad de muchos compró Nokia. Esa decisión fue su crucifixión. El proyecto con Nokia fue un rotundo fracaso: significó una pérdida para la compañía de US $ 7.500 millones y la cabeza de Ballmer.

Con Ballmer fuera, Ubben y su equipo vieron la oportunidad de reorientar la compañía. Gracias a su cada vez mayor influencia, Ubben y su colega Mason Morfit fueron invitados al comité encargado de buscar el reemplazo de Ballmer. Morfit conocía bien a Satya Nadella, en ese momento director de la división de productos empresariales y servicios en la nube de Microsfot y uno de los candidatos a reemplazar a Ballmer. Nadella era el indicado para implementar la nueva estrategia de la compañía. 

Resultado: hoy la acción de Microsoft se cotiza entre US $ 250 y 300, 10 veces su valor de hace 10 años.

Como ValueAct Capital, hay muchos fondos de inversión que estudian en detalle las compañías donde ven una oportunidad de mejora. Una vez tienen claro la estrategia que debería seguir la compañía, compran un 5% o 10% de esta y se dedican a ganar adeptos para su propuesta. En la mayoría de los casos esos fondos aciertan en su estrategia y una vez implementada obtienen grandes valorizaciones, que benefician a todos los accionistas.

Estos fondos han ganado tal aceptación que el ex primer ministro del Japón Shinzo Abe les invitó a invertir en su país, con el fin de hacer despertar a las juntas directivas de las empresas japonesas, las que según Shinzo, habían caído en un estado de confort y de falta de iniciativa.   

Son muy distintos a los famosos tiburones inversionistas (“Corporate Raiders”) que hicieron su aparición en EE. UU. en los años 80. Los llamados tiburones se distinguían por su codicia: tomaban el control de las empresas contra la voluntad todos, lo que se llama una compra hostil, generalmente apalancados en grandes deudas. Su interés era siempre a corto plazo y su habilidad consistía en vender la compañía por partes para pagar deudas y hacer su utilidad.

Para evitar los enormes daños que los tiburones estaban causando a las empresas norteamericanas se diseñaron diferentes mecanismos de protección, llamadas “Poison Pills”, a semejanza de las pastillas venenosas que llevaban los espías para ser tomadas en caso de caer en manos del enemigo.

Cuando Elon Musk en el 2002 adquirió el 9% de acciones de TWITTER, la compañía estableció el derecho de protección de los accionistas según el cual, si algún inversionista compraba más del 15% de participación accionaria, se haría una colocación de acciones entre los accionistas antiguos con un descuento del 50%. Esto diluiría a casi a la mitad la participación de Musk. De esta manera se le obligó a pagar un precio justo por el control.

Mientras los nuevos fondos plantean una estrategia, la discuten con accionistas, la junta directiva y crean valor a largo plazo, los tiburones trabajan en la oscuridad y no dicen que pretenden. Normalmente su interés no es el crecimiento de la compañía sino exclusivamente su beneficio personal.

Los primeros son estrategas, los segundos depredadores.

Nota: Antes de invitar a los grandes fondos de inversión a Latinoamérica para mejorar el desempeño de las juntas directivas (Directorios o consejos de administración), como lo hizo el ex primer ministro del japón, nuestras juntas directivas deberían hacer una revisión y reflexión sobre su trabajo y encontrar las áreas de mejora.

En SALADEJUNTAS somos expertos en evaluar el trabajo de las juntas y preparar los planes de mejoramiento.

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