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Letras se escribe con llanto

Por: Ricardo Mejía Cano

“Al mirar hacia arriba, las nubes esconden El Páramo. Ascender y abrazarlo es mi sueño. El reto pondrá a prueba mi mente y mi cuerpo. Si lo logro, alcanzaré mi anhelo: aire limpio, naturaleza virgen, paz interna, triunfo personal. Además, allí tocaré el cielo”. León Rosas

Cuando llegó a Fresno se acordó del dolor del famoso caballo: “cuentan que en los Mochis ya se iba cayendo, que llevaba todo el hocico sangrando”. Y apenas empezaba la aventura.

El paisaje de Fresno a Padua hace olvidar los dolores. Cuando Dios creó la tierra, se dijo: “Y haré de ese cañón el sitio más bello de la tierra. Quien allí naciese nunca pensará emigrar, y quien allí fuese, allí se establecerá” Y creó el Cañón del Guarinó.

¿Fue el Guarinó lo que enamoró a Tiro Fijo, cuando en 1964 fundó su República Independiente en Marquetalia? Una terraza que mira hacia el cañón, esa fuente de agua cristalina y alegría, que desafortunadamente en lugar de inspirarlo para la vida, lo inspiró para la muerte.

El ascenso a Padua es lento, a 10-12 km/hr. Así se disfruta mejor la belleza del entorno y se ancla en el recuerdo. La angustia acecha más adelante.

La alegría que se siente al bajar a Padua se pierde cuando al entrar al pueblo, éste lo saluda con un ascenso de 11%.

Igual ocurre al llegar a Delgaditas. El lugar es inconfundible, a izquierda y derecha son precipicios: la carretera va por toda la cresta. Aquí nunca habrá doble calzada.

“Dicen que cojeaba de la pata izquierda, y a pesar de todo, siguió su aventura”. Le fue mejor al caballo, porqué a León, como a la mayoría de los aventureros, les fallan las dos piernas. Sin embargo, no desfallecen y siguen su aventura.

Cuando en 1984, Lucho Herrera coronó de primero esa histórica etapa entre Grenoble y Alpe d’Huez, en el Tour de Francia, el primer triunfo de un colombiano en la mítica carrera, la prensa internacional lo acosó con toda clase de preguntas. ¿Dónde entrenaba? ¿Cómo se había atrevido a dejar atrás a dos monstruos como Hinault y Fignon? Herrera con apenas 23 años y con la frescura de su cultura campesina, les respondió: “Este ascenso es de sólo 13 km, en Colombia son de 80”. Se refería a Letras.

De esa manera el ascenso a Letras se convirtió en parte de la mitología ciclística. Hoy vienen a Colombia ciclistas de todo el mundo a desafiar tan desnaturalizada prueba.

Pero contrariando todo razonamiento, al pobre incauto que se atreve a desafiarlo, le es imposible entender que luego de 60 km de subir una cuesta indescriptible, que le obliga a dejar abajo las nubes que antes veía arriba, le espera lo peor: Luego de Delgaditas vienen 20 km de curvas, en las que se esconde el diablo: pendientes del 10%.

A la vera va el caballo: “Y por Mexicali sintió que moría, subió paso a paso por la Rumorosa, llegando a Tijuana, con la luz del día”.

Cuenta la historia que el reconocido compositor y cantante mexicano Jose Alfredo Jimenez, aún muy joven, viajó en una gira de conciertos desde Guadalajara a Ensenada, en Baja California, en un Ford Mustang, color blanco. Todas las fallas y problemas mecánicos durante el viaje le sirvieron de inspiración para componer el famoso “Corrido del Caballo Blanco”. Igual sintió León ascendiendo en su caballito de acero (Hoy son de carbono o aluminio).

Al conquistar la cúspide, León descifró el acertijo: “Letras se escribe con llanto. Alegría también”.

 

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