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Una Gota de Leche para la Esperanza

Por: Ricardo Mejia Cano

Le conocí en un almuerzo histórico. Celebrábamos los 100 años del jardín infantil donde dio sus primeros pasos. En 1933 cumplió 6 años y debía abandonar el jardín y buscar donde hacer la primaria. Su padre lo matriculó con los Hermanos Cristianos, cuyo Colegio estaba 100 metros más adelante. Al cumplir 11, debía ayudar en la educación de sus hermanos. Cerca de su casa quedaba el taller de Federico Matisse, el profesor de los grandes ebanistas de Medellín. Al pedirle trabajo, Matisse le dijo: “Pero si usted es un niño, venga con su padre y hablamos”.

Fascinado con sus historias y su conversación fluida y amena, le dije: “Juan me gustaría hacer una nota sobre el Jardín ¿Podría entrevistarlo telefónicamente?”, “Por supuesto”, me respondió, “pero le ruego venir a mi casa y ver como vivo”.  Al llegar al barrio Calasanz y pararme en la arboleda que da sombra a su casa, sentí el primer impacto. Tan pronto me abrió la puerta, me llevó a ver una reproducción de la Danza de los Aldeanos de Rubens. La había comprado en Madrid, en compañía de nada menos que Francisco Madrid, su amigo de infancia.

Me explicó: “Danzan tomados de la mano, pero más importante, están unidos por el amor”. El mismo amor, que hoy con 90 años, siente por el jardín infantil donde le transmitieron los valores de respeto, obediencia y honradez, que le han permitido triunfar en la vida.  Luego de haber sido ebanista, operario de cardas, supervisor de producción y muchas otras cosas, empezó su propia galería de arte.

En el almuerzo también conocí a Luis Carlos, quién paso sus primeros años en el jardin. «Luis Carlos, ¿Tuvo su padre oportunidad de disfrutar con todos sus triunfos?”, “Los últimos los vio desde el cielo”. En los años 60s vivían en La Toma. Papá y mamá trabajaban. Él en Almacenes la Primavera, la famosa cadena de Tina Trujillo, una de las empresarias mas importantes que ha tenido Antioquia. Padre e hijo prometieron visitar juntos el Jardín, donde éste había empezado su formación a los 3 años. Guardaban recuerdos muy gratos de esa época. Pero el destino es traicionero y el padre murió antes de la anhelada visita. “Ricardo, yo tuve el mejor papá que ha existido en la tierra, así que un par de semanas  antes de esta celebración de los 100 años, compré un arreglo de flores y fui con él a visitar la institución. Seguramente nadie lo vio, pero él estuvo conmigo todo el tiempo”.

Hace 100 años un grupo de madres bondadosas constituyeron La Gota de Leche, con el fin de dar leche a los niños de familias necesitadas. Posteriormente con el apoyo de la Arquidiócesis de Medellín y de las Hermanas Dominicas se convirtió en Jardín Sala  Cunas Gota de Leche, donde las madres trabajadoras podían dejar sus hijos en buen cuidado. Ubicado entre el Teatro Pablo Tobón y la Placita de Flórez,  el jardín acoge todos los días 430 niños, quienes reciben amor y formación en un ambiente, que según palabras de Juan y Luis Carlos, nunca se olvida.

Juan Tabares y Luis Carlos Galeano no se conocen, pero en el Jardín a ambos los reconocen. El primero está hoy jubilado y vive acompañado por su esposa, sus obras de arte,  y su compañero inseparable, Beethoven, cuyas sinfonías se escuchan por toda la casa. El segundo es un destacado periodista y Director del Noticiero Hora 13.

En un país hundido en el pesimismo, La Gota de Leche es una fuente de Esperanza.

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