Un gran acuerdo

Por: Ricardo Mejía Cano

Lo que está en juego no es cuál de los candidatos ganará, sino que modelo de país y sistema de gobierno queremos.

¿Queremos un país que defiende y respalda la iniciativa privada y la separación de poderes entre ejecutivo, legislativo y judicial o un país que suprime la primera y elimina la independencia entre los tres últimos?

Los jóvenes deben hacer una reflexión, pues se trata de elegir entre promover la creatividad o cercenarla. Los grandes avances de la humanidad en el siglo pasado fueron gracias a la inventiva y libertad creativa que permiten los sistemas democráticos. ¿Qué estos requieren una revisión? Nadie lo pone en duda. Pero las otras alternativas son peores.

¿Queremos mejorar la productividad y precios más bajos en los bienes y servicios promoviendo la competencia y la creación de más empresas, o esperar erróneamente una mejora en competitividad con las empresas industriales y de servicios como monopolios del estado y/o vía control de precios?

¿Queremos rotación en el poder, que cada 4 años podamos elegir a quien nos gobierne y que la oposición pueda ejercer sus funciones de control, o queremos uno vitalicio, que suprime la crítica y cualquier tipo de controles?  

El candidato de la Colombia Humana trata de camuflar sus verdaderas intenciones, pero no debe quedar duda de su modelo de país. Además, como se vio en su alcaldía en Bogotá, es pésimo administrador.  Comprensible: toda su vida ha vivido o del secuestro o del estado, chupando burocracia.  La justicia y la educación, dónde están nuestros problemas más graves, han estado en manos de la izquierda por varias décadas y no han hecho ni permitido introducir las reformas urgentes que necesitan. En cuanto a sus propuestas de equidad, sabemos el resultado: pobres, clase media y ricos se nivelarán en la miseria.

Muchos periodistas escriben, pero no leen: Se regocijan escribiendo sobre todo lo malo, contra el gobierno, los empresarios, contra la policía y el ejército, contra el orden establecido. No hay absolutamente nada bueno. Se ponen el cartel de progresistas y avanzada, haciéndole el juego a la izquierda radical, ignorando que lo primero que hacen al llegar al poder es precisamente eliminar la libertad de prensa. ¿Desconocen lo que ha pasado con la prensa en Cuba, Venezuela, Nicaragua, etc.?  

También muchos libreros, intelectuales y escritores olvidan que sus profesiones enfrentarán medidas como la censura, cierre de librerías y pérdida de la libertad de expresión. Es infantil pensar que Petro es diferente a Ortega o Maduro.  Su modelo es igual en todas partes y en todas las épocas: la Revolución Cultural de Mao, fue todo lo contrario: arrasó con la cultura.

Ante este riesgo, no se entiende como los precandidatos de la Coalición de la Esperanza, algunos del Equipo por Colombia y el de Bucaramanga son tan irresponsables de encerrarse en sus egos. Con excepción del candidato de la Colombia Humana, todos los demás, por grandes que sean sus diferencias, respaldan la iniciativa privada y el sistema democrático. Ninguno de estos representa un peligro para el desarrollo del país.

La revocatoria de Quintero en Medellín se ha convertido en un primer pulso en la definición del país que queremos. Quintero, como Petro, tiene odio por la iniciativa y el sector privado. A ambos les encanta lo turbio y oscuro, las bolsas escondidas con billetes y las historias fantasiosas y mentirosas. Las empresas que supuestamente ha creado Quintero son fundamentalmente para contratar con el estado. Así como Maduro y sus aliados hicieron una fortuna chupándose a Venezuela, Quintero y su familia se están chupando a Medellin. La revocatoria de Quintero es la expresión de los sentimientos de libertad, optimismo y transparencia de Medellín, Antioquia y Colombia. Todos los candidatos deberían invitar a sus seguidores a votar a favor de la revocatoria.

Igual los empresarios. Las democracias en el mundo están en riesgo, la responsabilidad social empresarial no es suficiente, los empresarios deben mostrar también responsabilidad política.

A la luz de la última encuesta de INVAMER, con Petro punteando en la primera y segunda vuelta, es necesario llegar con mucha fuerza a la primera, para evitar las experiencias de Perú y Chile. No olvidar que el Ecuador se salvó de manera milagrosa.

Esperar que las fuerzas se alinearán después de la primera vuelta, es una quimera. Tres semanas no son suficientes. Además, según las encuestas hay riesgo de que gane en la primera. Si gana Petro, será el fin de la carrera de todos los candidatos: nunca más habrá elecciones libres. Por esto, todos ganan logrando un acuerdo. No es entonces descabellado pensar que los candidatos partidarios de la economía de mercado y el sistema democrático se unan para elegir un candidato único, en una consulta interpartidista en las elecciones parlamentarias de marzo.